sábado, 24 de marzo de 2018

Volvemos al desierto





Febrero es un buen mes para regresar al desierto… para perderse en ese perdido lugar… allí, dónde la vida es efímera pero feliz y aprovechada… allí donde el tiempo pasa muy rápido o muy lento… o hace mucho frío o mucho calor… casi parece que depende más del visitante que de la realidad…


A mí me encanta este desierto, y más aún, esta parte recóndita y escondida de la gente… dónde no hay ruido, sin problemas ni condiciones… tan sólo, tierra y tú… 

 


A veces, me parece que el desierto es como un espejo de su visitante… pocas personas se atreven a perderse en él… ¡no vayan a encontrarse consigo mismos! 




Es tan divertido correr, saltar por las Dunas y disfrutar de la compañía… y del paisaje… y pensar… y perderte… y encontrarte… y sentir la naturaleza…


Siempre nos sorprende la tarde… que nos va dejando sin luz, avisándonos de su retirada… es hora de despedirse del desierto, de sus cuevas, de la arena… y de volver allí donde es más fácil perderse y más difícil encontrarse…



Oh! Esperad… ¡Quiero volver al desierto!

Hasta prontito!!


 

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